La construcción es uno de los sectores que mejor se puede utilizar para crear bienestar social.
Ha estado entre los sectores de más especulación, también ha sido de los sectores que mas deuda social ha creado.
Ha sido un negocio el cual ha creado muchos multimillonarios. Bancos, financieras, constructores, inmobiliarias, particulares, administraciones públicas han recaudado mucho dinero de este negocio. Pero igual que en una feria para unos ganar mucho, otros tienen que perder mucho. En este caso ha sido el consumidor y los que pagan los impuestos los que han pagado las ganancias de otros.
Los prestamistas han especulado concediendo prestamos mucho por encima del valor real, con el fin de obtener más beneficios al final del contrato.
Si un trabajador ha pagado para tener su propia vivienda cuatro veces más de lo que ha costado hacerla, este ha sido el que ha pagado el enriquecimiento de otros. Si una administración pública ha pagado mucho más dinero que en realidad cuesta la obra pública, quienes han pagado el enriquecimiento de otros han sido los contribuyentes.
Si no aprendemos de los errores somos derrotados, pero si aprendemos de ellos saldremos victoriosos.
El descontrol y el exceso de consumismo han provocado una gran deuda social, pero también una esclavitud. Cuando se consume más de lo necesario también hay que trabajar más de lo necesario.
Estos han sido los factores que han destruido la economía: Enriquecimiento sin control de unos pocos, consumismo sin control de muchos y endeudamiento sin control, ha sido como un globo que ha estallado cuando la presión superó a la resistencia.
Cuando la deuda de los ciudadanos ha llegado a un límite que no han podido pagar, los prestamistas que se estaban enriqueciendo a base de las deudas, han sido los primeros que se han visto afectados, como los beneficios los tenían invertidos en empresas, como el consumo ha bajado por causa de la crisis y muchos solo consumen lo necesario o incluso menos, a las empresas les han bajado las ventas, han tenido que despedir a muchos trabajadores por no tener trabajo para ellos, esto ha provocado menos consumo y además más gastos para el Estado y la Seguridad Social y menos recaudación. Y no es solo esto, el Estado a pesar de tener superávit, se ha tenido que endeudar al salir en rescate de los prestamistas, de las empresas y de muchos ciudadanos.
No podemos decir que salimos aireados de la crisis mientras haya deuda social, sería una falsa salida que nos llevaría a una futura crisis aún peor. Mientras los ciudadanos estén endeudados, “con la soja al cuello” no podemos asegurar que hay bienestar social porque no es cierto.
El liberalismo nos ha llevado a un exceso de consumismo mucho por encima de lo necesario, lo cual por esta causa muchas personas tienen que trabajar exceso de horas sin que les quede tiempo para dedicarle a su familia y al ocio. Debido a las deudas, muchos no pueden reducir su jornada laboral. Esta es la esclavitud de este siglo, al faltar el descanso crea fatiga, malestar, depresión y otras enfermedades.
SALIDA POSITIVA DE LA CRISIS
Una gran inversión en la construcción de viviendas para aquellos que no tienen ninguna vivienda propia, ya que estos dos sectores han sido los más afectados por la crisis.
Que las administraciones públicas cedan terrenos gratuitos para la construcción de estas viviendas. Que se declaren artículos de primera necesidad y se supriman los impuestos para su construcción.
Que los arquitectos cuando hagan los planos de las obras, también hagan un valor del coste de las obras en lo cual se incluya el material necesario para emplear en cada obra, el precio especificado y sumado de todo el material. El coste de la maquinaria y la mano de obra. El coste del terreno si hubiera que pagarlo. Estas condiciones también se deben de exigir en obras públicas y ser publicadas para conocimiento de todos los ciudadanos.
Que las hipotecas no sean superiores al coste real de cada vivienda. Así hay más dinero para más viviendas, se paga menos y en menos tiempo por ella.
Mejorar la construcción de las viviendas para aumentar su duración.
No ser construidas en ningún lugar que corran algún riesgo de ser inundadas.
Los tiempos de “vacas gordas” se debieran de utilizar para que no hubiera nadie que estuviera sin vivienda propia y sin ninguna deuda sobre ella, para que cuando vinieran tiempos de crisis a nadie le quitaran el cobijo. El cobijo y sustento es imprescindible para vivir, un derecho humano que a ninguna persona le debe de faltar. Estos dos casos no son ningún lujo sino una necesidad. La única vivienda que uno tenga, que no sea un lujo si no necesaria para su cobijo, éstas han de ser inembargables, considerándolas necesarias igual que el alimento que uno necesita cada día. Tener cobijo y sustento, es decir, techo, comida necesaria, ropa y calzado, es lo mínimo que una persona debe se tener.
Hilario Blanco Gómez
cREADO: 20-03-2010